Las disputas por la memoria quedan inscritas en el territorio. En los nombres que recibieron montes y ríos por distintos grupos con distintas lenguas y cosmovisiones, debajo de las ruinas que ha dejado la ideología del desarrollo, a través de las fronteras y los relatos que intentan representar el territorio. Caminar podría ser, en este sentido, un ejercicio para re-conocer y re-cordar unas luchas y saberes que siguen vigentes.
Intento una cartografía minuciosa sobre distintas capas de memoria (histórica, política, ecológica) que se tejen en el territorio, por medio de transcripciones de entrevistas y conversaciones con habitantes y trabajadores de la tierra, recopilando archivos de segundo orden, realizando tipologías del paisaje, y estudiando de manera vivencial cómo se concibe la relación con el tiempo y la tierra mediante los calendarios agrícolas y festivos de la cuenca.
ILLAS
una abuela aymará nos contó que cuando caminas por la montaña o cuando visitas una waka se pide permiso y se recoge una piedrita, no es exactamente un amuleto o talismán de la suerte, una illa es un pedazo o huella, la conexión del caminante con ese lugar. Con una illa se invoca, se encomienda, se propicia, deja de ser un objeto para ser una representación de una relación reciproca del caminante y el camino. Las illas, las piedras abuelas, forman parte de altares personales comunitarios en la tradición andina, quizás también forman pequeños mapas de tus caminos y de los apus-cerros a los que te encomiendas.
Mariuxi Girales
Alejandro Cevallos N.